Padres sobreprotectores, hijos inseguros
La sobreprotección paterna genera dependencia, miedos e inseguridades. Cómo educar niños autónomos, responsables y con personalidades fuertes
La inseguridad y el caos de nuestras urbes, así como el frenesí en el ritmo de vida impulsan a los padres a asumir un papel sobreprotector y a tratar de blindar a sus hijos contra cualquier daño físico o psicológico. Idealmente quisieran que no les pasara nada malo y que sus vidas marcharan según el plan elegido y trazado por ellos, pero la realidad es otra.
Cuando son bebés, los hijos pueden protegerse de lo que llamaríamos peligros caseros como golpearse contra el borde de la mesa o tropezarse con los tapetes, pero a medida que crecen y empiezan a adquirir autonomía porque se les van dejando hacer más cosas solos, esta protección se hace más difícil y compleja.
Entran al jardín, después al colegio y cada niño va asumiendo una personalidad definida que hace que sus padres enfrenten nuevos retos. “Tratamos de seguir mitigando los posibles peligros, los momentos en los que puedan sentirse afectados emocionalmente, pero caemos muchas veces en el error de quererlos blindar contra todas las emociones que puedan generarles tristeza o disgusto”, indica Lucía García, literata y madre de María, una niña de 7 años.
DESDE LA EDUCACIÓN Y EL EJEMPLO LOS PADRES VAN FORMANDO LA INDEPENDENCIA, LA AUTONOMÍA EN SUS HIJOS.
“Quisiéramos poder evitarles cualquier tipo de accidente o tropiezo físico y psicológico olvidando que muchas veces son dichos obstáculos los que han formado nuestro carácter y los que forjan el de ellos y que dichos tropiezos son necesarios e inevitables en la existencia de todos los seres humanos”, asegura a su turno la psicóloga Ángela María Velasco, quien tiene 16 años de experiencia en terapia familiar, pedagogía e investigación en el aula.
La especialista agrega que “desde que nacen, nuestros hijos son indefensos y nos necesitan para enfrentar el mundo y durante el primer año de vida cuentan con nosotros para suplir todas las necesidades, pero como papás “inexpertos por naturaleza”, creemos que debemos seguir protegiéndolos contra contingencias que van desde la gripa o los virus que contraen cuando entran al jardín o hasta del amigo que no los deja jugar o los agrede”.
Pero de acuerdo con Velasco, la realidad es otra. La vida de los niños es un proceso; necesitan a sus padres para suplir todas las necesidades al nacer, luego requieren de su ayuda como guías y para que les muestren los límites del camino que deben recorrer solos y mucho después, los padres son referentes y consejeros en las decisiones que deben tomar por sí mismos.
SOLTAR POCO A POCO
“No se trata de que como padres les hagamos experimentar cualquier cosa, para hacerlos menos vulnerables; sencillamente debemos ir midiendo con cuidado qué podemos soltar, en qué podemos permitir mayor amplitud, siempre procurando que esté bien, pero también que puedan tomar sus propias decisiones, porque cuando estén en la universidad o deban presentar una entrevista de trabajo, ninguno de sus padres podrá estar presente como escudo defendiendo sus intereses, y serán ellos, como individuos, los que deban dejar de lado su angustia o miedo y encarar ese nuevo reto llamado adultez”, explica Lucía, quien trabaja día a día para evitar ser una mamá sobreprotectora y lucha junto a su esposo Juan para que su hija crezca feliz y sea una persona independiente.
En efecto, tener comportamientos demasiado sobreprotectores les creará miedos e inseguridades, y muy pronto los hijos tenderán a alejarse o a necesitar a su progenitor en exceso esperando que le solucione todas las contingencias.
LOS PADRES OLVIDAN QUE LOS OBSTÁCULOS FORMAN NUESTRO CARÁCTER.
Mantener la calma y fomentar el diálogo permitirá que los niños aprendan que siempre pueden hablar con sus padres, sin miedos y con la confianza necesaria para hallar un consejo. El empoderamiento – de acuerdo con Velasco – no parte de la agresividad o la imposición sino de que los hijos comprendan con claridad las decisiones que toman los tutores y eso es algo que se les debe enseñar no solo con palabras sino con el ejemplo.
Como aconseja la especialista, hay que fomentar la independencia, la autonomía y el criterio a conciencia, pero para hacerlo, los padres tienen que esforzarse día a día para educar desde la libertad con responsabilidad y enseñarles a sus hijos a tener en cuenta las consecuencias positivas y negativas de sus actos.
¿CÓMO FORMAR HIJOS AUTÓNOMOS?
Rompa la burbuja para que su hijo explore el mundo que lo rodea.
Bríndele la oportunidad de resolver problemas, ayúdelo a encajar, acompáñelo y anímelo en sus tareas y juegos pero no haga las cosas por él.
Como reza la sabiduría popular, del piso no va a pasar, así que deje que se caiga, se raspe y se dé cuenta de lo que puede y no puede hacer, limpie sus heridas y
pregúntele que aprendió, pero no viva en constante vigilancia y pánico.
Permítale colaborar con pequeñas tareas en casa, que lo harán sentir importante y le darán autonomía.
Dígale lo feliz que lo hace cuando lo ve hacer cosas solo y lo orgullosos que se siente de verlo crecer.