Pautas y patrones de crianza.

 

La primera infancia se constituye en una etapa de vital importancia para la formación de pautas de comportamiento, desarrollo de valores y aprendizaje de normas de convivencia. Educar a los infantes y jóvenes ha sido en todos los tiempos una preocupación constante para padres y maestros, quienes en ocasiones no encuentran mecanismos adecuados para formar integralmente sin acudir a los premios o castigos. La disciplina positiva se ha venido constituyendo en un método efectivo que propicia herramientas a partir de la asertividad, el dialogo, los acuerdos y la empatía.

¿Qué son las pautas de crianza? Son procesos, normas, acuerdos que se establecen en la familia para contribuir a la formación integral de los infantes. Estos acuerdos contribuyen a la sana convivencia entre los miembros de la familia, teniendo en cuenta aspectos culturales, sociales, ancestrales, y el entorno en que se vive. En las pautas de crianza existe una fuerte influencia de la experiencia cultural y ancestral en que crecen los padres, además de creencias e imaginarios transmitidos en su familia de origen que se transmiten de generación en generación. La familia como núcleo de la sociedad está llamada a acompañar esta preparación para la vida de manera afectuosa y responsable, toda vez que las acciones que se gestionen desde el hogar contribuyen al desempeño social de niños y jóvenes en la sociedad. Si bien es cierto que no existen fórmulas mágicas para establecer pautas de crianza en los infantes, sí es importante tener en cuenta algunos aspectos a consideración:
• Reconoce al niño como un sujeto de derecho, pero sensibilízalo de las responsabilidades que debe asumir desde los primeros años de vida. De acuerdo con la edad y las capacidades físicas del infante se deben asignar compromisos con la familia como: Recoger los juguetes, la ropa, ayudar poniendo la mesa, vestirse y comer solo, levantarse y acostarse de acuerdo con los horarios establecidos, entre otros.
• Enseñar con el ejemplo es de vital importancia en la formación de hábitos de comportamiento, por tanto, saluda y despídete del infante y el joven. Pide el favor, da las gracias, sonríe, muéstrate agradecido cada vez que él tenga un gesto de apoyo con la familia, enseña el valor de la gratitud, el respeto, la responsabilidad, honestidad. Aprovecha situaciones cotidianas para fortalecer valores éticos y sociales.
• Establece normas en cada uno de los espacios y actividades del hogar como, por ejemplo:
Hábitos de higiene, comportamiento en la mesa, acuerdo de horarios para el estudio y el esparcimiento, organización de la habitación, entre otros.
• Compartir con los infantes el mayor tiempo posible fortalece su vínculo afectivo generando alta autoestima y seguridad. Así mismo se promueve la confianza y el respeto, permitiendo que se expresen de manera libre y honesta frente a diferentes situaciones en la escuela o el hogar.
• Mantener una buena comunicación con la pareja y evitar contradecir las indicaciones que se dan al infante, apoyándose mutuamente, genera un ambiente asertivo en que se reconoce el respeto y el diálogo como mecanismos en el establecimiento de acuerdos familiares.
• Acordar con los niños y los jóvenes las sanciones a los acuerdos no cumplidos, implica un trabajo de diálogo honesto, donde se dan a entender las razones por las cuales surgieron los compromisos previstos y cuáles son las consecuencias cuando estas acciones no se cumplen. De esta manera, la sanción se convierte en aprendizaje significativo para la vida.
• Cumple los acuerdos mutuamente, genera credibilidad, si no estás seguro de imponer una sanción o de llegar a un acuerdo mejor no la establezcas.
• Educar con amor ofreciendo la posibilidad de crecer como seres humanos autónomos, libres, seguros de sí mismos, con responsabilidad social y comunitaria, es la clave para lograr una sociedad más justa, equitativa y solidaria.
• Reconoce aspectos positivos de la crianza que recibiste y promuévelos en los espacios de contacto con los infantes y los jóvenes, considera el ejemplo que reciben de tu parte y cuando te equivoques pide disculpas.
• Amar a los hijos no es llenarlos de juguetes costosos, regalos, viajes; es dedicarles tiempo de calidad acompañando su proceso de formación integral. Evitar excederse en regalos ayuda a que no pierdan la ilusión por recibir y se fortalece el valor de la gratitud. Promover pautas de crianza desde la primera infancia es una excelente alternativa que posibilita buenas relaciones interpersonales y adaptación a diferentes entornos sociales.
La Disciplina Positiva, es una metodología para la formación integral desde la primera infancia, propuesta por Alfred Adler y Rudolf Dreikurs, psiquiatras austriacos que plantearon una alternativa para promover pautas de crianza a partir del amor, el respeto, la solidaridad y los acuerdos mutuos. Este método reconoce el papel fundamental de la familia y los diferentes grupos sociales en que se desenvuelven los niños en la construcción de ciudadanía y valores sociales. Esta metodología empezó a reconocerse de una manera más significativa a partir del trabajo realizado por Jane Nelsen y Lynn Lott, a través de talleres, artículos y libros que promovieron alrededor del mundo desde la década de los 80. En esta metodología se establecen algunas técnicas que podemos poner en práctica los adultos para generar comportamientos positivos por parte de los infantes y los jóvenes sin necesidad de acudir a premios o castigos, la estrategia se fundamenta en los acuerdos. Para ampliar la in formación sobre disciplina positiva los invitamos a revisar el siguiente enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=nxY70yiMwME